¿Qué tenía aquel comunicador que nos emociono tanto y nos hizo poner la «piel de gallina»?
Todos nosotros hemos asistido a infinidad de conferencias, hemos visto vídeos y hemos tenido distintos maestros y mentores. De muchos de ellos no nos acordamos, pero seguro que a todos nos viene al recuerdo aquel comunicador que nos hizo vibrar, que nos dejó huella. Si hace años que lo escuchamos, probablemente no recordemos lo que dijo, pero lo que si permanece en nuestra memoria es cómo nos hizo sentir.
La clave del comunicador excelente está en saber transmitir y conectar con nuestras emociones
Como coach, siempre les digo a mis clientes piensa como un Adulto pero siente como un Niño. ¿Qué quiero decir con ello? En Coaching Transaccional, trabajamos con los Estados del Yo de la persona. El Estado del Yo Adulto es la parte racional, la que tiene la información y los conocimientos. Por tanto es la que organizará el discurso, teniendo en cuenta el mensaje que quiere transmitir y los objetivos que se ha marcado, gestionando también el tiempo del que dispone para realizar su presentación.
Desde tu Estado del Yo Adulto, puedes realizar una presentación impecable desde el punto de vista técnico, controlar bien el tiempo de tu discurso, ser claro y conciso en el mensaje pero todo ello no será suficiente para que tu conferencia sea memorable. La ejecución perfecta no garantiza tu éxito porque le falta el ingrediente más importante para alcanzar la excelencia: la pasión y sólo la conseguirás si conectas con tus emociones.
Las emociones se contagian y crean vínculos entre las personas
Uno de los secretos de todo gran comunicador
Todos coincidimos en que una de las características principales de todo gran comunicador es su capacidad de persuasión y de influir positivamente en su público, sea éste un gran auditorio o su equipo de trabajo.
La pregunta que debes hacerte ¿Cómo consigo persuadir? Bien, permite que te responda con una pregunta que hice a un grupo de empresarios ¿Quién es para vosotros el mejor comunicador, alguien que no ha estudiado nada sobre habilidades comunicativas pero que a pesar de su falta de técnica es capaz de emocionarnos y de cautivarnos?
Se quedaron atónitos «¿Alguien sin preparación?», repetían sin parar. «No puede ser, se necesita técnica y mucha preparación para conseguir ser persuasivo?». «No, os equivocáis», les respondí yo y seguí explicando; porque no se trata de técnica, ni de horas de preparación, se trata de ser auténtico, de ser natural y genuino, de conectar con las propias emociones para poder conectar con las del público.
¿Queréis conocer la respuesta? El comunicador por excelencia es un niño o una niña, alguien que sonríe manera espontánea, a quien le brillan los ojos cuando nos cuenta una historia, poniendo todo su entusiasmo en cada una de las palabras que pronuncia. ¿Conocéis a alguien que pueda resistirse al poder de persuasión de un niño o niña?
Claro que al niño le falta técnica, aprender a usar las pausas, a estructurar su mensaje, a no usar muletillas,… pero tiene toda la vida por delante para aprenderlo. Lo esencial ya lo posee: la naturalidad, la emocionalidad, la pasión.
Los adultos tenemos que recuperar y reconectar con nuestro niño interior para poder convertirnos en magníficos comunicadores
Como dice el experto en oratoria, Norberto Malatesta, en su artículo Las emociones y la oratoria van de la mano: «Lo importante es sentir la emoción, que sea verdadera, auténtica, porque difícilmente podamos contagiar nuestras emociones a los demás si no las vivimos nosotros, y eso el auditorio lo nota» y añade: «Si a la hora de explicar tus ideas o contar tus historias en una presentación eres capaz de contagiar las emociones a quienes están delante de ti, no tengo dudas de que serás un orador más convincente, más persuasivo, y por lo tanto más interesante para ser escuchado».
Es que cuando le ponemos pasión a lo que estamos contando, se produce la magia, conseguimos cautivar a nuestro auditorio y nuestro mensaje no sólo llegará mejor sino que podrá ser recordado ya que estamos dejando una huella emocional.
¿Qué te pasa cuando estás escuchando a alguien con una voz monótona, que se limita a transmitir información sin intercalar ninguna anécdota o dato curioso, que no juega con las pausas y los silencios para crear expectación? Que te aburres y dejas de prestar atención.
Y es una lástima, porque con total seguridad la información que te está dando sea muy interesante y de utilidad para ti. De hecho, has decidido ir a escuchar a esa persona, pero su falta de pasión ha arruinado su presentación. Se ha limitado a ejecutar y a «vomitar» su discurso.
Imagínate a un pianista que ejecute a la perfección una pieza musical pero que no le ponga emoción, no te hará sentir, no te hará vibrar. Saldrás del concierto igual que has entrado, bueno no, saldrás totalmente decepcionado y enojado «¿Para eso he pagado?», te dirás.
Lo mismo sucede con un comunicador, puede cautivarte o puede decepcionarte. La diferencia entre que suceda una cosa u otra está en su capacidad de conectar con las emociones
Por tanto, la próxima vez que tengas que hablar ante un público, grande o pequeño, piensa que la técnica es importante sí, pero no lo es todo. Por ello, piensa como un Adulto pero siente como un Niño y te convertirás un un comunicador excelente y memorable.