Desarrollar las actitudes adecuadas nos va a permitir llevar una vida plena y satisfactoria
Muchas personas me preguntan en las asesorías de coaching cuáles son las actitudes necesarias para sentirse bien consigo mismo, para ser más felices y conseguir sus objetivos tanto personales como profesionales.
Vivimos en una sociedad que pone mucho el foco en lo externo: tener un buen empleo, una gran casa con jardín y piscina, un buen coche, viajar, mantenerse joven,… y son muchas las personas que trabajan arduamente para conseguirlo en una insatisfacción constante porque nunca tienen lo suficiente para ser felices.
La felicidad no depende de lo que tienes sino de lo que eres. Por tanto, la felicidad es una determinada actitud ante la vida
¿Qué significa vivir mejor?
Como coach, una de las principales fuentes de insatisfacción que encuentro en las personas es la confusión que tienen entre lo que significa vivir mejor con vivir de manera confortable.
Numerosas personas usan ambos conceptos como sinónimos cuando no lo son. Está claro que todos preferimos vivir de una manera cómoda, poder llevar un determinado estilo de vida que nos permita viajar, realizar actividades de ocio,… sin tener que preocuparnos por no llegar a fin de mes.
Pero llevar una vida cómoda no necesariamente significa vivir mejor, tan solo implica vivir de manera más confortable
Son muchas las personas que tienen todas sus necesidades cubiertas e incluso viven rodeadas de muchas comodidades económicas pero confiesan que todo eso no les hace vivir mejor. ¿Por qué? La respuesta está en que no han desarrollado las actitudes necesarias para ser felices.

¿Qué actitudes tenemos que evitar para vivir mejor?
Lo primero a tener en cuenta es que para vivir mejor tenemos que estar en paz con nosotros mismos, por tanto, es una actitud relacionada con nuestro equilibrio y bienestar interior que nunca puede ser saciado por bienes materiales.
La mejor actitud a desarrollar es la aceptación de uno mismo
Hay 4 actitudes a evitar:
- Pensar excesivamente en el pasado: Todos tenemos situaciones de nuestro pasado que nos gustaría cambiar porque nos generan sufrimiento o condicionan nuestras vidas. Pero por mucho que nos lamentemos de lo sucedido no vamos a poder cambiarlo. Lo mejor es aceptarlo y hacer las paces con el pasado para poder seguir adelante.
- Compararnos con los demás: Cuando nos comparamos con otras personas por lo que poseen, por lo que han logrado, por lo que tienen, estamos perjudicando seriamente nuestra autoestima y cada vez nos sentiremos menos capaces de lograr nuestros objetivos. Tenemos que trabajar nuestro autoconocimiento y enfocarnos en nuestras fortalezas y habilidades, aceptando que cada persona es distinta y que no podemos gustar a todo el mundo.
- Preocuparnos excesivamente por el futuro: Esta actitud es muy propia de las personas perfeccionistas a las que les gusta tenerlo todo bajo control y no se sienten cómodas ante los imprevistos y los cambios, lo que les genera una gran sensación de impotencia y mucho sufrimiento. La vida es imprevisible y supone cambios, nos enfrenta a desafíos y retos que tenemos que enfrentar para seguir aprendiendo y creciendo como personas. Una actitud optimista y flexible que sepa ver los cambios como oportunidades hará que la persona sepa enfrentar mejor lo que le depare el futuro.
- Pensar que nuestra felicidad depende de los demás: Son muchas las personas que vienen a consulta quejándose de su infelicidad y echando la culpa a su pareja, a sus hijos, a su trabajo o que piensan que serán felices cuando se muden de casa, cuando los hijos crezcan, cuando se jubilen,… Sitúan su felicidad fuera de si mismos lo que les genera una gran frustración. Hacerse responsable de la propia felicidad es profundamente liberador en tanto que empodera a la persona y la convierte en la líder de su propia vida.
Desarrollar estas actitudes para poder vivir mejor, sintiéndonos bien con nosotros mismos y con nuestra vida es una decisión personal
El hecho de que sea una decisión personal, supone que seguirán habiendo personas que optarán por la queja y el victimismo y otras que escogerán liderar sus propias vidas.
¿Y tú qué decides?