¿Puede la autoestima ser perjudicial?
Cuando pensamos en la palabra autoestima la asociamos con algo positivo ya que consideramos que es una cualidad que tenemos que potenciar para sentirnos mejor con nosotros mismos, ser más felices y conseguir nuestros objetivos.
Por ello, distinguimos entre la autoestima alta y la autoestima baja. En el primer caso, nos referimos a la persona que cree en sí misma y se valora y en el segundo, hablamos de las personas que se sienten inseguras, que no se valoran, que no se sienten capaces y dudan de sí mismas.
Pero, ¿en algunos casos la autoestima puede ser perjudicial? A simple vista, esta pregunta puede resultar absurda ya que, como he dicho antes, siempre se nos ha hablado de los beneficios de la autoestima y lo importante que es que les fomentemos la autoestima a nuestros hijos y que nosotros mismos nos la trabajemos.
Antes de contestar a la pregunta que da título a este artículo, permitidme que os diga que aunque os cueste creerlo, existe una autoestima mala que resulta perjudicial tanto para la propia persona como para las personas que la rodean.
Supongo que ahora estaréis sorprendidos o descolocados. Pero os pondré unos ejemplos para que lo entendáis. Seguro que todos vosotros conocéis a personas que constantemente os están restregando sus éxitos, que siempre tienen una respuesta, que parecen saberlo todo y que van por la vida pisando fuerte. ¿Os suenan?
¿Y cómo os hacen sentir esas personas? ¿Os aportan valor, os enriquecen o por el contrario, preferís apartaros de ellas porque os agobian y sentís que os roban vuestra energía y no os dejan crecer como personas?
Cuando hablo de que la autoestima puede ser perjudicial, me refiero a este tipo de personas que en realidad lo que tienen es una falsa autoestima.
¿Qué es la falsa autoestima?
Para entender qué es la falsa autoestima, primero tenemos que saber qué es la autoestima y cómo se forma,
La base de la autoestima es el autoconocimiento; es decir, para quererme a mí mismo tengo que conocerme, saber cuáles son mis fortalezas, mis habilidades, mis recursos, mis talentos, y también mis vulnerabilidades, mis inseguridades, mis limitaciones, mis miedos, mis aspectos a mejorar…. Es decir, tengo que tener muy claro quién soy, cómo soy, qué siento y qué necesito. Poder responder a estas preguntas, me ayudará a tener confianza y seguridad en mí mismo ya que sabré en todo momento si tengo o no los recursos para hacer frente a las situaciones que se me planteen y asimismo seré menos vulnerable a las críticas y comentarios destructivos de los demás.
Para que la autoestima sea sólida tiene que fundamentarse en un autoconocimiento real y objetivo,
La formación de la autoestima es un proceso largo que dura toda la vida y que se construye a partir de la integración de las experiencias vividas y de los aprendizajes que realizamos a lo largo de nuestra existencia, tanto de los logros como de los fracasos ya que éstos nos permiten crecer y aprender nuevos recursos que nos ayudarán a sentirnos más capaces y preparados para nuevos retos.
Por tanto, la autoestima no es una cualidad que podamos obtener de un día para otro, ni desarrollar leyendo libros o realizando un taller de fin de semana. Sino que, por el contrario, implica un trabajo y un compromiso con uno mismo que exige sinceridad, honestidad y humildad.
Sólo si realizamos este proceso, podremos crear una autoestima auténtica que nos permita decir que tenemos una buena autoestima y que tenemos seguridad y confianza en nosotros mismos.
Cuando hablo de falsa autoestima, me refiero a aquellas personas que aparentan tener una buena autoestima pero que, en realidad, ésta no se basa en un autoconocimiento real y objetivo de sí mismas.
En estos casos, la persona simula tener una buena autoestima, actúa como si se sintiera muy segura de sí misma y fuera capaz de conseguir todo aquello que se proponga. Para utilizar un símil, es como si se “pusiera el traje de la buena autoestima”. Pero si nos fijamos en su conducta y en su manera de relacionarse, nos daremos cuenta de que es una pose.
Como comentaba anteriormente, la falsa autoestima es perjudicial para la propia persona porque se está autoengañando ya que se construye una falsa imagen de sí misma y también para las personas que la rodean pues normalmente se trata de personas que establecen relaciones tóxicas ya que utilizan el engaño, la manipulación, el abuso de poder,… para mantener esa fachada de personas seguras de sí mismas.
¿Qué hay detrás de la falsa autoestima?
No tenemos que confundir la falsa autoestima con la baja autoestima, aunque uno de los motivos que hay detrás de la falsa autoestima pueda ser la baja autoestima.
Una persona con baja autoestima se muestra como tal, insegura, callada, tímida, con poca iniciativa,… Es decir, no nos resultará difícil darnos cuenta de que no confía en sí misma.
Por el contrario, una persona con falsa autoestima es más difícil de detectar porque, como he comentado antes, se “pone el traje de la autoestima” y se muestra como una persona con empuje, con seguridad en sí misma, extrovertida, sociable, activa,…
Pero, en realidad, todo es apariencia. Hay dos motivos principales que llevan a una persona a desarrollar una falsa autoestima:
- Que la autoestima sea una protección para esconder sus miedos e inseguridades. Es común en las personas que han tenido experiencias negativas en su infancia o adolescencia, por ejemplo, ser víctimas de bullying, entonces desarrollan un “personaje” para evitar que vuelva a sucederles.
- Que durante la infancia hayan recibido mensajes poco realistas. Me refiero a progenitores sobreprotectores, que no fomentan la autonomía y responsabilidad de sus hijos, que les ríen todas las gracias y que sólo les ven los aspectos positivos o incluso magnifican las capacidades y talentos de sus hijos.
Pongamos un ejemplo, si nuestro hijo no es bueno en matemáticas, está bien que le pongamos un refuerzo en esta asignatura y que le animemos a que progrese. Pero una cosa muy distinta es que nos autoengañemos y que le engañemos a él diciéndole lo bueno que es en matemáticas y que lo que pasa es que “el profesor le tiene manía”. Con esta actitud le estamos dando una imagen distorsionada a nuestro hijo y no le estamos ayudando a formarse una buena autoestima.
Recordemos que la autoestima real se basa en un autoconocimiento objetivo.
Lo mejor que podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a formarse una autoestima real y sólida es fomentar su autoconocimiento. Y para ello, tenemos que que enseñarles a ser conscientes tanto de sus fortalezas como de sus vulnerabilidades.
¿Cómo saber si tengo una falsa autoestima?
- Necesitas ser el centro de atención.
- Te gusta alardear de tus logros y de tus posesiones.
- Quieres tener la razón en todo.
- Te cuesta admitir tus fracasos o pedir perdón.
- Tiendes a tomar la iniciativa y quieres que se te reconozca como líder.
- Te cuesta pedir ayuda porque temes que te vean como una persona débil.
- Te cuesta confiar en los demás y sientes que tienes que estar a la defensiva.
- Te tomas los comentarios u opiniones de los demás como algo personal,
- En tu interior, no acabas de sentirte bien contigo mismo porque tú eres consciente de tus miedos e inseguridades aunque no las quieras reconocer.
- Sufres un gran desgaste emocional por el esfuerzo que supone el estar constantemente estar aparentando algo que no eres.
Si te sientes identificado con alguno de estos aspectos, es importante que trabajes en forjarte una buena autoestima, en conocerte en ti mismo ya aceptarte tal como eres. Para ello, el coach personal puede ser tu gran aliado porque te dará las herramientas necesarias para crecer como persona y ganar en confianza y en seguridad en ti mismo.