El perfeccionismo nos lleva a querer controlar cualquier situación en un afán de sentirnos seguros, pero en realidad, nos provoca una gran tensión emocional y sufrimiento que nos juega en contra
¿Te has preguntado alguna vez por qué necesitas tener todo bajo control? ¿Qué hay detrás de ese afán de perfeccionismo?
Muchos de mis clientes me aseguran que si tienen todo bajo control, si logran prever cualquier imprevisto, se sienten más seguros y más capaces de conseguir sus objetivos personales y profesionales. Pero la realidad es que el precio a pagar es elevadísimo: noches de insomnio, ansiedad, estrés, taquicardias, contracturas,… Porque querer tener todo bajo control es una falacia, es algo imposible ya que, como he explicado en más de una ocasión, la única certeza que tenemos es que no hay certezas absolutas.
Vivimos en un cambio constante al que nos tenemos que adaptar y que tenemos que aprender a gestionar desde la aceptación y la flexibilidad mental
¿Por qué buscamos el perfeccionismo?
Como ya he comentado, el perfeccionismo nos da una «falsa sensación de seguridad», pensamos que si controlamos todos los factores externos, todo nos va a salir bien y vamos a conseguir el éxito.
Pero nada más lejos de la realidad, gran parte de los factores externos no dependen de nosotros y no los podemos prever. Un claro ejemplo es la pandemia que ha provocado el Covid 19 ¿acaso alguien se había imaginado cuando empezábamos el 2020 lo que íbamos a vivir? Todavía recuerdo clientes que me decían con perplejidad «un día nos acostamos siendo analógicos y a la mañana siguiente nos despertamos teniendo que ser digitales»: teletrabajo, videoconferencias, comercio online hicieron su aparición de una manera brusca y repentina cambiando nuestra manera de relacionarnos y de trabajar.
Supongo que está de más decirte que las personas que sufrieron más y lo siguen haciendo durante estos años son las personas perfeccionistas ya que sienten que no tienen el control de la situación y se sienten perdidas y abrumadas.
Las personas perfeccionistas buscan la seguridad en factores externos, generándose un gran sufrimiento
¿Qué hay detrás de una persona perfeccionista?
Una persona perfeccionista se caracteriza por ser una persona con baja autoestima e insegura de si misma que duda de sus capacidades y recursos para hacer frente a los desafíos e imprevistos que puedan surgir por eso intenta tenerlo todo bajo control. «Si preveo y controlo hasta el más mínimo detalle, me sentiré más segura y nada podrá salir mal», se dice.
Pero colocar tu seguridad en el exterior es una manera de autoengañarte. Tu seguridad siempre tiene que venir de tu interior, de tu convicción de que eres capaz de solucionar cualquier imprevisto o de superar cualquier desafío que se te pueda planear.
Vamos a poner un ejemplo, tanto mi colega, el experto en oratoria, Norberto Malatesta como yo en mi trayectoria como coach, hemos trabajado con personas que tienen miedo a hablar en público y que se sienten inseguras a la hora de ponerse ante su audiencia. Norberto Malatesta en su artículo No pienses en palabras afirma: «Por lo general, este es uno de los problemas a resolver que se les presentan a los oradores poco expertos que tienen miedo de olvidarse de lo que tienen que decir, de distraerse y no saber cómo continuar con la conferencia. “¿Qué hago? Imposible retener todo lo que tengo que decir”, me comentan afligidos algunos alumnos de mis talleres (…) Es que si piensas en palabras inevitablemente llegará un momento en que las ideas se confunden, te pierdes, te bloqueas y una laguna mental se apoderará de ti. Organizar un párrafo tras otro es imposible de sostener durante un tiempo prolongado»
¿Qué les está ocurriendo a estas personas, por qué piensan en palabras?
Pensar en palabras e intentar memorizar su discurso es un claro ejemplo de querer tenerlo todo bajo control, piensan que de esta manera no se van a olvidar de ninguna de las ideas que quieren transmitir y que así van a lograr la perfección.
Pero, como bien comenta Norberto Malatesta, es imposible recordar las palabras exactas de tu presentación e intentarlo te va a provocar una gran tensión y nerviosismo que, no sólo no te va a dejar fluir y disfrutar de tu intervención, sino que además tu malestar se va a transmitir al público que te verá como alguien inseguro y con poca autoridad y credibilidad.
Fíjate que, intentando perseguir la seguridad, se consigue el efecto contrario. Por ello, como coach aconsejo que nos alejemos del perfeccionismo y busquemos la excelencia; es decir, dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento, aceptando que no tenemos todo bajo control, que podemos equivocarnos, que pueden formularnos una pregunta que no sepamos contestar y que nada de ello puede afectar a nuestra autoestima y valía profesional.