Durante los últimos años, hay una palabra que no dejamos de oír y que se ha convertido en nuestro compañero de viaje: el cambio, algo que a muchos asusta, a otros incomoda y que a unos cuantos les estimula
No cabe duda de que vivimos un periodo convulso: la pandemia del Covid 19, la crisis económica, la incertidumbre ante la situación entre Rusia y Ucrania,… ha provocado que nos sintamos desbordados e incapaces de predecir el futuro para tomar las mejores decisiones y garantizar el futuro de nuestras empresas.
No hay certezas, los viejos paradigmas ya no nos sirven y palabras como realidad líquida y manejo de la incertidumbre han ganado protagonismo en nuestras reuniones de equipo, porque el gran protagonista de estos meses es, sin lugar a dudas, el CAMBIO.
Acepta el cambio siempre hay algo que aprender
Mentalidades ante el cambio
Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es aceptar que el cambio forma parte de nuestras vidas. Todo está en constante evolución y lo importante es la actitud que nosotros adoptamos frente al cambio.
Por tanto, pregúntate ¿Qué mentalidad tienes frente al cambio? lo ves como algo negativo o como una oportunidad para crecer y evolucionar.
Veamos las distintas mentalidades:
- Victimismo y queja: esta actitud la adoptan aquellas personas que no se responsabilizan de si mismas y culpan a los demás o a las circunstancias de todo lo «negativo» que les sucede en la vida
- Resignación: la persona ve el cambio como algo negativo y piensa que no puede hacer nada para que su situación mejore
- Optimismo; la persona ve el cambio como una oportunidad de aprender, de explorar sus límites y de salir de su zona de confort.
Las dos primeras mentalidades son propias de personas con baja autoestima y poca seguridad en si mismas que se focalizan en los problemas.
Por el contrario, la persona optimista es una persona con una sólida autoestima y autoconfianza que ve los cambios como retos y los acepta como oportunidades de aprendizaje y de crecimiento personal y profesional.
Todo cambio supone retos que nos abren la puerta a nuevos aprendizajes
Cómo desarrollar una actitud optimista frente al cambio
Como ya he comentado, los cambios son algo inherente a la vida humana y, por tanto, tenemos que aceptarlos y aprender a adaptarnos.
Boris Cyrulnik y Victor Frankl, dos grandes maestros de la resiliencia, son dos claros ejemplos de que las personas nos podemos sobreponer a las adversidades si confiamos en nuestros recursos y creamos redes de apoyo emocional.
Para gestionar el cambio, tenemos que potenciar nuestro autoconocimiento, autoconfianza y desarrollar toda una serie de habilidades sociales y emocionales, son las llamadas softskills o habilidades blandas.
Tener una mentalidad abierta, ser flexible, desarrollar una fuerte tolerancia a la frustración, saber gestionar el estrés que provoca la incertidumbre, ser creativos, buscar sinergias y una gran madurez emocional son nuestras principales alidadas para hacer frente a una realidad cambiante.
Pero, hay una habilidad que como coach os puedo asegurar que es esencial a la hora de adaptarnos a los cambios y es la oratoria. Y lo es en dos aspectos;
- Nuestro diálogo interno: En más de una ocasión, os he compartido una frase que leí hace tiempo y que dice: «Las cosas no son como son sino como somos». ¿Qué significa? Que la actitud que adoptemos ante el cambio va a depender mucho de la interpretación que haces de la situación que estás viviendo en tanto puedes focalizarte solo en lo negativo y en la desesperanza como puedes hacerlo en lo positivo y en las posibilidades. Por tanto, la comunicación interna que mantienes va a ser clave a la hora de considerarte capaz o no de gestionar el cambio.
- La comunicación que tienes con los demás: Tengamos presente que las palabras crean realidades y que las emociones se contagian; por tanto, si mantienes un discurso pesimista o muestras una imagen de falta de confianza, te va a ser más difícil crear un impacto positivo en los demás.
La oratoria, habilidad clave para adaptarse al cambio
Como dice el gran experto en oratoria Norberto Malatesta en su artículo La oratoria frente a los cambios: «En un contexto competitivo y de profundo cambio como el que estamos atravesando no se justifica que un profesional no sepa hablar bien en público. Hay que saber transmitir bien las ideas. Ya no hay excusas para no hacerlo bien, porque de lo contrario perderemos oportunidades y nos enfrentaremos a un continuo deterioro de nuestra situación profesional (…) Porque los profesionales, igual que las empresas, ya no se manifiestan sólo por lo que hacen sino también por la forma en que comunican lo que hacen»
En una realidad compleja como la que estamos viviendo, necesitamos líderes y profesionales que sepan gestionar el cambio, que transmitan seguridad y confianza a sus equipos, a sus proveedores, a sus clientes y a sus posibles inversionistas y socios.
Si aceptamos la idea de que hablamos con el fin de influir en el otro para que se vuelva receptivo a nuestros propios afectos, comprendernos la necesidad de esos pequeños flechazos. Boris Cyrulnik
Saber hablar en público ya no es una habilidad más, sino una ventaja competitiva de cualquier profesional. De hecho, es una de las competencias más valoradas y buscadas por las organizaciones porque en momentos de incertidumbre y de cambio, se necesitan líderes que sepan transmitir las ideas con claridad y convicción, que sean capaces de motivar a sus equipos y darles un propósito que dé sentido en medio del cambio. Personas que con sus palabras y su manera de ser transmitan un mensaje de confianza y de serenidad porque, como he comentado antes, las emociones se contagian.
Los estudios desvelan que el 98% de los profesionales necesitan saber hablar bien en público y tú también puedes conseguirlo, requiere un trabajo técnico en habilidades de oratoria y un proceso de coaching que te permita mejorar tu autoconfianza y gestión emocional.
Hablar en público ya no es una opción, se ha convertido en una necesidad.