Ser consciente desde dónde comunicas y cómo lo haces es esencial para poder conectar con nuestro público y dejar una huella emocional positiva
Todos hemos asistido a conferencias en las que el orador nos ha cautivado por su carisma y su manera de ser y estar en el escenario. Con el paso de los años, probablemente no recordaremos lo que nos explicó, pero si que recordaremos CÓMO nos hizo sentir.
Tengamos presente una de las reglas más importantes de la oratoria; «en comunicación, es más importante el CÓMO que el QUÉ»
Está claro que el mensaje es importante. Cuando vamos a una conferencia, lo hacemos para escuchar al orador que es experto y una autoridad en su profesión y en el tema del que habla. Pero sus conocimientos y años de experiencia no son suficientes para que esa presentación sea memorable e impacte en nosotros, para conseguir esa impronta emocional, necesita ponerle pasión, motivación y entusiasmo.
No es lo que dices, sino cómo lo dices
Como explica mi colega, Norberto Malatesta, gran experto en oratoria, en su artículo Efectos de la comunicación positiva; «Como oradores, la noción de impacto positivo en la comunicación nos obliga a tener claro nuestros objetivos y a ser conscientes de que, digamos lo que digamos, y cómo lo digamos, siempre hay alguien escuchándonos» porque las palabras que utilizamos y el modo en que las expresamos crean realidades en las personas que nos escuchan.
¿Sabes desde dónde comunicas?
Cuando enfrentamos una audiencia, podemos comunicar desde el miedo, la inseguridad, el entusiasmo, la convicción, la prepotencia, la necesidad de aprobación,… Y todos esos estados de ánimo se reflejan en nuestro lenguaje no verbal y son captados por el público que vivirá la experiencia como una algo positivo o negativo.
Con el cuerpo también comunicas
Todas nuestras inseguridades, miedos o bloqueos emocionales se «cuelan» en nuestro discurso y provoca una comunicación negativa que puede manifestarse como señala Norberto Malatesta en «una comunicación poco clara, confusa, rebuscada» e incluso puede llegar a ser agresiva si el orador siente al público como un enemigo. En mi trayectoria profesional como coach, he trabajado con oradores que se sienten amenazados por determinadas preguntas del público y responden de manera airada, agresiva o desafiante porque se ven cuestionados en su autoridad. En la mayoría de los casos, es una percepción del orador fruto de su propia inseguridad o de padecer el síndrome del impostor.
Pero, aún en el supuesto de que el orador se encuentre con una persona de la audiencia desafiante o provocadora, el Speaker nunca tiene que caer en el juego de la descalificación sino que tiene que manejar la situación desde el respeto y la autoridad, sin ponerse al nivel de la persona que lo está descalificando. Gestionar de manera educada y elegante este tipo de situaciones dice mucho de la persona y calidad humana del Speaker que será visto por la audiencia como una persona auténtica, íntegra y con una gran madurez emocional.
Cuando comunicas de manera adecuada generas una comunicación positiva
Todo orador que desee impactar de manera positiva en su audiencia tiene que comunicar desde el conocimiento, la autoconfianza y autenticidad poniendo el foco siempre en su público.
Desde el punto de vista del Coaching Transaccional, cuando un orador se pone ante su audiencia, tiene que hacerlo desde su Estado del Yo Adulto porque es el que tiene los conocimientos tanto de la materia en la que es experto como las habilidades comunicativas, junto con su Niño Natural que es la parte carismática de la persona, en la que están presentes las emociones, la ilusión, el entusiasmo y la pasión por lo que está explicando. Es desde nuestro Niño Natural cuando conectamos con los demás y conseguimos emocionarlos con lo que estamos explicándolos.
Nos recordarán no tanto por lo que explicó nuestro YO Adulto, sino por cómo les hizo sentir nuestro YO Niño Natural
Por tanto, cuando comunicas, te aconsejo que dejes de lado los miedos, las inseguridades y las dudas. Todos los «qué pensarán», «¿estaré a la altura?», «¿y si me quedo en blanco?», «y si me hacen una pregunta que no sé contestar»,… sólo te harán dudar de ti mismo y crearán una imagen negativa de ti en tu audiencia.
En el momento en que estás ante tu público, céntrate en el presente, disfruta de lo que estás haciendo y pon el foco en cada una de las personas que han venido a escucharte, haz que se sientan valiosas, escucha con atención sus preguntas y también ten muy presente todo lo que están diciendo con su cuerpo. Saber leer el lenguaje no verbal de tu audiencia te dará una información muy valiosa sobre cómo está yendo la presentación.