Te quedan pocos días de vacaciones o tal vez ya has regresado a casa y te enfrentas con la temida rutina. Atrás quedaron los días de relax, de desconexión y de ocio en los que te olvidaste de las obligaciones y del reloj
Ahora toca deshacer las maletas, limpiar y ordenar la casa, hacer la compra, planificar la vuelta al colegio de los niños, comprar material escolar, pensar en los menús semanales y un sinfín de tareas. Todo ello sin olvidar que también te incorporas al trabajo y tendrás que organizar tu tiempo para poder conciliar tu vida familiar y laboral.
Supongo que tan solo con pensar en toda esa lista interminable de obligaciones ya te sientes estresada y estás mirando el calendario para ver en qué fechas cae el próximo puente para volver a respirar
Si te sientes identificada con lo que estás leyendo, no te preocupes, no eres la única que se encuentra en esta situación. Lo que te sucede tienen un nombre, es lo que los profesionales denominamos síndrome o depresión postvacacional, y según un informe realizado por Bizneo HR Suite, afecta al 38% de los empleados.
Como ya comenté en el artículo en el que explicaba por qué se produce el síndrome postvacacional y qué podemos hacer al respecto, se trata de un proceso en el que nos resulta difícil adaptarnos a nuestra rutina diaria después del periodo vacacional, generándonos un malestar físico y emocional. Tendemos a estar más cansadas, a dormir peor, a estar más irritables, más estresadas, desmotivadas,… afectando a nuestras actividades diarias y a nuestro desempeño laboral.
La rutina puede ser algo tedioso o no en función de cómo la vivamos
La rutina puede ser algo positivo

Aunque pueda sorprenderte, la rutina es algo positivo en cuanto nos ayuda a mantener un orden y estructurar nuestro tiempo en función de las actividades que tenemos que realizar. Por tanto, podemos afirmar que la rutina nos ayuda a conseguir nuestros objetivos personales y profesionales.
¿Te imaginas vivir todo el año sin una rutina? ¿Levantarte y acostarte a la hora que quieras? ¿Hacer en todo momento lo que te apetezca? Puede resultar divertido y placentero una temporada, pero a medio largo plazo nos aburriríamos y perderíamos el aliciente.
Las personas necesitamos retos y estímulos para sentirnos realizados, para crecer y evolucionar y para lograr nuestras metas. La rutina nos ayuda a estructurar nuestra mente y nuestro tiempo
Cuando nos proponemos conseguir unos objetivos o incorporar unos determinados hábitos tenemos que marcarnos un plan estratégico con acciones concretas a seguir y para ello necesitamos establecer rutinas. Horarios a cumplir, actividades concretas a realizar que tal vez no son totalmente de nuestro agrado, jerarquías de prioridades,… Y es esa rutina la que nos da seguridad y nos permite tanto avanzar como evaluar si estamos cumpliendo nuestros objetivos.
Si no tenemos una rutina, es mas fácil postergar
Supongo que te has dado cuenta de que durante las vacaciones no nos resulta fácil hacer diera o practicar ejercicio de manera constante ¿Por qué? Porque nuestro cerebro no tiene una rutina y pierde esa estructuración, Tiene muchos inputs de ocio, surgen planes improvisados, las sobremesas se alargan, disfrutamos de más tiempo en familia y con amigos,… Y todo ello está genial y es necesario para poder desconectar y volver en septiembre con la energía a tope,
Entonces, ¿por qué vivimos la vuelta a la rutina como algo tedioso y que se nos hace cuesta arriba?
La respuesta está en que no sabemos vivir y disfrutar del presente por lo que anhelamos e idealizamos las vacaciones como aquel momento en el que podemos hacer lo que más nos gusta y no tenemos obligaciones. Aunque realmente, si somos sinceros con nosotros mismos, durante el periodo estival también tenemos momentos de enfado, de frustración e incluso hay personas que me confiesan que están deseando que se acaben porque les cuesta lidiar con los hijos y esperan con ansia la vuelta a la rutina.
Parece que el ser humano es inconformista y se queja de la situación que está viviendo, idealizando momentos pasados o proyectando su felicidad por momentos que están por venir.
Tips vivir la vuelta a la rutina desde el disfrute
- Aprender a vivir el momento presente y disfrutar del día a día
- Revisar nuestro sistema de creencias acerca de qué es para nosotros el bienestar y la felicidad
- Encontrar el sentido a todo lo que hacemos: nuestro trabajo, el cuidado de nuestros hijos, las tareas domésticas,…
- Ponernos objetivos que nos motiven y nos ayuden a crecer personal y profesionalmente
- Encontrar un equilibrio entre nuestra vida laboral, familiar y personal
- Aprende a delegar y a poner límites
- No te sobrecargues de responsabilidades
- Buscar momentos para descansar
- Practicar deporte a diario
- Cuidar nuestra alimentación
- Tener una visión optimista y realista de nuestra vida, aceptando que hay momentos de ocio y momentos de actividad
- Desterrar la palabra obligación de nuestro vocabulario por la carga emocional negativa que conlleva
Si ponemos en práctica estos consejos y tenemos una visión realista tanto de las vacaciones como del trabajo, la adaptación y la vuelta a la rutina la realizaremos de manera satisfactoria como algo natural que nos ilusionará y nos hará sentirnos felices.
En caso de que la apatía se prolongue más de dos o tres semanas y te dificulte tu actividad diaria y tu concentración en el trabajo, te aconsejo que pidas ayuda a un profesional para que puedas recuperar tu bienestar emocional.
En estos casos, el Coaching Transaccional es muy efectivo en tanto que ayuda a la persona en los procesos de adaptación, revisando sus creencias y entrenándola en habilidades emocionales y recursos que le permitan gestionar de manera adecuada los pensamientos y emociones negativos que le están provocando la vuelta a la rutina.