Las personas somos seres sociales y, como tales, no nos gusta la soledad. Necesitamos crear relaciones personales de amistad con las que desahogarnos cuando tenemos problemas y celebrar cuando estamos contentos
Por nuestros amigos sentimos un cariño, nos gusta compartir cosas con ellos, pasar tiempo juntos, deseamos que sean felices y estamos dispuestos a apoyarlos en todo momento.
La amistad puede surgir en cualquier momento. Hay personas que conservan amigos de la infancia pero también vamos construyendo lazos de amistad a lo largo de nuestra vida, personas con las que compartimos intereses, aficiones, valores, creencias, momentos vitales,… que hace que nos sintamos unidos. Por ejemplo, muchas madres han establecido relaciones de amistad con otras madres que han conocido en el parque. En aquel momento de sus vidas, las unió la crianza de sus hijos pues compartían inquietudes y vivencias importantes para ellas.
En la vida no perdemos amigos, sólo descubrimos quienes son los verdaderos
Existen diferentes tipos de amigos
Mucho se habla acerca de la amistad. Todos hemos oído el refrán de «para contar los verdaderos amigos sobran dedos de la mano» y es que podemos hablar de diferentes tipos de amistad:
- Amigos por interés: Aquellos con los que tenemos relación porque hay un beneficio recíproco y, por tanto, mantenemos una relación de conveniencia.
- Amigos por placer: Son aquellas personas con las que nos lo pasamos bien, salimos de fiesta, hacemos actividades de ocio juntos pero la amistad no va más allá de la pura diversión.
- Amigos de verdad: Aquellos con los que sí establecemos una relación de intimidad y de complicidad, personas con las que compartimos vivencias, valores, creencias,… son los que sabemos que siempre van a estar ahí pase lo que pase, en los que podemos confiar y podemos apoyarnos cuando las cosas nos van mal. Es una relación de amor incondicional en la que cada uno quiere la felicidad del otro, lo respeta y acepta tal como es, valorando su persona.
La verdadera amistad
Tener un amigo verdadero o ser un buen amigo no es algo fácil pero si muy enriquecedor. El compañero o el camarada no siempre es un amigo, como tampoco lo es aquella persona que está con nosotros por interés. Los amigos se ayudan de manera desinteresada.
Los amigos de verdad se centran en el bienestar y la felicidad del otro y no en el beneficio que pueden obtener
Cuando tenemos amigos de verdad construimos relaciones sólidas y duraderas en el tiempo, vínculos emocionales que nos reconfortan y nos ayudan a crecer como personas porque aprendemos a dar sin esperar nada a cambio, a querer de manera incondicional, a relacionarnos desde el afecto y el respeto y a superar los obstáculos y discusiones inherentes a cualquier relación personal.
Para cultivar una relación de amistad duradera y satisfactoria son necesarias:
- El respeto; Aceptar al otro y valorar tal como es, respetando sus opiniones y emociones aunque no las compartamos.
- La confianza: Creer lo que nos dice nuestro amigo y confiar en el él, sabiendo que responderá favorablemente cuando lo necesitemos
- La lealtad: Ser fieles a nuestros amigos, no traicionar su confianza ni hablar mal de ellos a sus espaldas. Demostrarle que estaremos allí siempre que nos necesite y que no le defraudaremos
- El agradecimiento: Hacerle saber al amigo lo que valoramos su amistad, el tiempo que pasamos con él, su apoyo cuando lo necesitamos, sus palabras de aliento y también mostrarle nuestro afecto.
Es fácil hacer amigos pero no siempre lo es mantenerlos. La amistad es algo que se tiene que cuidar y se cultiva día a día
Tips para cultivar una amistad duradera:

- Respetar a la otra persona: al amigo no se le insulta ni se le critica ni se le humilla
- Ser generoso con el amigo, dedicándole tiempo, ofreciendo nuestra ayuda cuando lo necesita, haciendo actividades juntos, mostrándole nuestro afecto con pequeños detalles,…
- Escucharlo cuando nos necesita sin juzgarlo
- Respetando su espacio, no podemos establecer relaciones de dependencia ni forzar los momentos que pasamos juntos
- Ser sinceros y honestos cuando damos nuestra opinión y hablamos de nuestros gustos y deseos
- Desear lo mejor para nuestros amigos porque nos alegramos de su felicidad
- Apoyar a nuestro amigo en los malos momentos, respetando sus emociones y su tiempo para superar las crisis
- Pasar tiempo de calidad juntos
La verdadera amistad es muy poderosa y nos ayuda a transitar los malos momentos, nos fortalece como personas, nos hace sentir felices y también nos hace madurar como personas porque aprendemos a estar en relaciones personales en las que abandonamos nuestro ego y nuestro miedo a la intimidad.
Si no tienes amigos de verdad o te cuesta conservarlos, pregúntate si tú te sientes bien contigo mismo. Piensa que nuestros bloqueos y carencias emocionales los proyectamos en los demás a modo de dependencias, chantajes emocionales o corazas. Si no estamos bien con nosotros mismos, es imposible que podamos estar bien con los demás.