Los conflictos forman parte de la vida misma y están presente en todas las relaciones sean personales o profesionales. Cómo reaccionas ante ellos es clave a la hora de resolverlos
Los conflictos son inevitables, pues siempre que nos relacionamos con otras personas surgen puntos de vista, opiniones o intereses distintos que pueden ocasionar una discusión en la que es necesario encontrar una solución que satisfaga a ambas partes.
Cuando tengamos que abordar un conflicto, tenemos que ser conscientes de que éstos tienen su origen en la distinta manera de interpretar la realidad que tienen las personas implicadas. Cada una de ellas tiene su opinión, intereses, expectativas, valores,…. y se cree en posesión de la verdad.
Asimismo, buena parte de los conflictos se deben a una mala o ineficiente comunicación de nuestras necesidades u opiniones, provocando malentendidos, confrontaciones, prejuicios,… lo que acrecienta la tensión y el distanciamiento entre las partes implicadas.
La comunicación asertiva y una adecuada gestión emocional son claves para la prevención y la gestión de los conflictos
¿Qué hay detrás de los conflictos?
En primer lugar, tenemos que distinguir varios tipos de conflictos según sea su causa, personas implicadas, valores, ideologías,… Así podemos tener conflictos de pareja, familiares, conflictos políticos o religiosos, conflictos éticos o de valores,…
En este artículo, vamos a centrarnos en los conflictos personales y más en concreto en los relacionados con el liderazgo y el poder que pueden afectar al bienestar de las personas, al rendimiento del equipo y al futuro de la organización ya que si los conflictos y dinámicas de poder se instauran pueden comprometer gravemente la salud de la empresa.
En muchas de las empresas en las que he realizado una intervención motivada por el enquistamiento de los conflictos, los principales motivos eran: falta de liderazgo, una comunicación ineficaz y ausencia de reconocimiento
Cuando se da alguno de estos factores o una combinación de los mismos, los trabajadores se sienten confusos y, en ausencia de reconocimiento positivo, buscan el llamado reconocimiento negativo, originando toda una serie de conductas disfuncionales y dinámicas de poder.
La falta de reconocimiento como origen de los conflictos
Las personas somos seres sociales y, según la Pirámide de las Necesidades de Maslow, necesitamos que se valoren nuestras opiniones, nuestras aportaciones y nuestro trabajo para sentirnos reconocidos y partícipes del proyecto empresarial en el que estamos. Muchos de los conflictos en los que, como coach, he intervenido tenían su origen en un liderazgo autoritario en el que las aportaciones de los trabajadores no eran tenidas en cuenta o en empresas en las que el líder no procuraba que hubiera un buen clima laboral, un equipo cohesionado.
En estos casos, la persona o personas que no se sienten reconocidas, manifiestan cierto malestar que se traduce en malas caras, chismes, provocaciones,… que irán a más si el líder no le presta atención y corrige la situación.
La comunicación deficiente como origen de los conflictos
Una comunicación deficiente o ineficaz provoca confusión porque nadie tiene claro los objetivos a alcanzar ni las tareas a realizar, pudiendo dar lugar a interpretaciones, suposiciones, malos entendidos,…
Para evitarlo:
- El líder tiene que tener bien definidos los objetivos a lograr y las actividades que debe reali
- zar cada miembro del equipo
- La comunicación tiene que ser clara y concisa
- Es importante cuidar el lenguaje no verbal: contacto visual, postura corporal, tono e inflexión de la voz
- Practicar la escucha activa
- Asegurarnos de que el interlocutor ha entendido nuestro mensaje
La falta de liderazgo como origen de los conflictos
Un buen líder es aquel que ha sabido encontrar el equilibrio entre la autoridad y la confianza. Como ya expliqué en el artículo titulado El jefe que quería ser líder, el auténtico liderazgo efectivo es el ejercido por un directivo empoderado, seguro de si mismo y con una buena gestión emocional. Una persona equilibrada, justa, empática y auténtica que sabe escuchar, motivar y empoderar a su equipo.
El auténtico líder no impone, sino que orienta y fomenta a sus trabajadores para que den lo mejor de si mismo y si tiene que corregir alguna conducta lo hará en privado, desde el respeto y enfocado en la búsqueda de soluciones.
Cómo gestionar los conflictos:

- Abandonar la idea de que los conflictos son algo negativo, todos son una oportunidad
- Entender el conflicto como algo normal que forma parte de la vida de la empresa y que es positivo en tanto nos ayuda a replantearnos las cosas para mejorar y evolucionar
- No ocultar el problema porque si no le prestamos atención esperando que se solucione por si mismo o con el paso del tiempo, el conflicto se hará mayor y se cronificará
- Abrir un espacio en el que las partes implicadas puedan expresar sus opiniones, cómo se sienten, que necesitan sin sentirse juzgadas ni coartadas por sus superiores o compañeros
- Practicar la escucha activa sin ningún tipo de juicio, prejuicio o suposición
- Hablar con respeto y educación
- Ser empático con las otras partes, procurando entender su punto de vista, emociones y necesidades
- No buscar la confrontación ni el ataque
- No tomarse las cosas como algo personal
- Buscar los puntos de unión para favorecer la negociación
En todos los equipos hay conflictos. Recuerda, no los evites. Si sabes gestionarlos de la manera adecuada son una gran oportunidad de cambio, mejora y crecimiento